Fasta

Cómo volvimos a las aulas después de la virtualidad, ¿Lo pensamos?

Escrito por Alumnos de 2° año del Profesorado de Educación Tecnológica. Acompañados por la Profesora Claudia Liendo.

Volvamos por un rato al pasado,  nos sorprendió un virus y la primera medida fue el encierro y se suspendió todo. Pasamos más de un año enseñando y aprendiendo desde nuestros hogares.  Recordemos que tuvimos que poner en marcha una nueva metodología, una nueva forma de enseñar y aprender. Nos fuimos adaptando con algunas resistencias, pero entendimos que estábamos ante una herramienta que nos estaba aportando conocimientos útiles, valiosos, prácticos y novedosos para la vida actual. Vivimos una situación de pandemia que aceleró cambios que se vislumbraban en el horizonte. En consecuencia, pensamos que al regresar al aula necesitamos rediseñar las dinámicas de nuestra práctica docente, como también el funcionamiento de las mismas. 

Hoy creemos que la virtualidad nos dejó muchas enseñanzas y será un instrumento más en el proceso de aprendizaje.   Pero ya estamos regresando y tenemos que volver a estar presentes en lo cotidiano, porque en “el espacio físico”, se da la presencialidad, y además   porque sabemos que la sociabilización fundamentalmente en niños y adolescentes, se da a través de la interacción, contacto que toda persona necesita para su desarrollo y crecimiento.   Por lo tanto, como docentes creemos que debemos re pensar el lugar donde se da el proceso de enseñanza-aprendizaje.  Es uno de los desafíos de este momento actual.  Espacio donde nos encontramos, interactuamos, nos formamos como personas y nos preparamos para el futuro.   La escuela se instaló en nuestras casas, entonces ahora el  espacio  escolar debería  ofrecerse como un lugar con zonas no sólo para aprender,  también para tomar un libro  y leer,  para acompañar con música, para imaginar y crear. Ni más ni menos funciones intelectuales que nos permiten generar desarrollos cognoscitivos necesarios para ésta vida actual.  Un lugar cómodo, iluminado, flexible, funcional. Porque no versátil para que podamos adaptarnos a las necesidades de cada momento. Es impostergable que los estudiantes se apropien de este espacio y lo adapten a sus intereses.  Niños y adolescentes pasan muchas horas en las aulas, aprendiendo, jugando, interactuando, creciendo; y todo puede quedar reflejado en su entorno cotidiano. Numerosos estudios recomiendan la inclusión del contexto natural.  No necesitamos un gran parque, pero si podemos pensar en pequeños verdes que nos acompañen en el aula, pensados y diseñados por los mismos estudiantes. Se trata de animarnos a pensar, crear y modificar el espacio anterior a un nuevo espacio escolar. En síntesis,  el aula como un lugar de experiencia para que cada uno encuentre sus aptitudes hasta el máximo de sus posibilidades.

Sabemos que la educación es una herramienta para concretar sueños, para formarnos como personas, y si comenzamos a generar pequeños cambios pensando en una escuela amigable, propia, creativa, transformada de acurdo a las necesidades actuales, podemos lograr tener en nuestras manos una herramienta de crecimiento personal donde el conocimiento sea nuestro seguro de salud integral.

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